Una sorpresa al excavar en la plaza 9 de Julio en noviembre de 1998
Obreros hallaron huesos cuando realizaban una obra destinada a instalar cableado subterráneo. Las voces de los expertos se hicieron escuchar, la comuna resguardó el lugar y los restos y los posadeños quedaron impactados
Un incesante trajinar de visitantes de distintos puntos de la Argentina y de otros países se puede ver en el centro de la muy turística Posadas de hoy en día. Pero pocos saben que bajo el suelo que pisan hay una historia que incluso muchos misioneros olvidaron y otros, los más jóvenes, ni siquiera conocieron. La excavación para reformar la plaza 9 de Julio, la sorpresa y las hipótesis sobre el origen de los restos encontrados, contado desde el casi centenario archivo de El Territorio, en sus ediciones del 11 y 12 de noviembre de 1998, hace 25 años.
“Apareció un cementerio”
La que intuyó todo fue la arqueóloga Ruth Poujade, quien vio ayer a la mañana que los obreros cavaban una zanja paralela a la calle San Martín, frente a la Catedral. Y tuvo razón, porque a la tarde le avisaron que habían encontrado restos de vasijas y de huesos humanos.
Pero Poujade, investigadora de la Universidad de Misiones, tomó las previsiones y pidió que la zona fuera acordonada y vigilada por la policía. Al atardecer, en una bolsita de plástico, se llevó los restos óseos para que sean analizados por un médico forense.
Su intuición de la mañana había dado resultado. “Miren, muchachos, que pueden aparecer huesos u otros elementos y por eso les dejé mi tarjeta. Por suerte me llamaron”, contó a El Territorio.
El impacto del hallazgo del cementerio el 11 de noviembre de 1998 y, al día siguiente, el inicio de la investigación, reflejados en las páginas de El Territorio.
Han pasado 125 años desde que el concejo, todavía dependiente de Corrientes, ordenó trasladar estos cansados huesos a un lugar de mayor respeto.
Graciela Cambas dijo que este hallazgo no hace más que darles la razón a “quienes buscamos la preservación de la plaza hace algunos años, basándonos en la tradición”.
Recordó que “nuestra primera historiadora local, doña Clotilde González de Fernández, lo refrenda”. Además mencionó una versión de una sesión del concejo municipal del 9 de junio de 1873.
Allí se decidió invitar a los maestros y escolares a un acto para trasladar “los restos del cementerio de la plaza principal a la necrópolis provisoria”. Se cree que este traslado se hizo hacia un terreno ubicado en Colón y Santa Fe, donde funciona Telecom.
Pero al parecer no fue el único cementerio posadeño porque había otro cerca de la entonces plaza 25 de Mayo, donde luego se construyó la escuela normal. Cambas recordó que, según el relato de doña Clotilde, había un llamado “cementerio indio”, cercano al Centro Cultural, en calle General Paz.
La misma Clotilde Fernández mencionó otro cementerio cerca del ferrocarril, donde había “grandes cruces de urunday, cubiertas de musgo”. Antes de llegar a La Piedad con peristilo diseñado por Alejandro Bustillo, los difuntos también fueron enterrados en la chacra 47.
Tras el impacto del primer día y las elucubraciones iniciales, los conocimientos de Ruth Poujade (fallecida en 2023) fueron trazando otras hipótesis.
“Investigan los restos”
La hipótesis de un relleno sanitario surgió luego de que los operarios, guiados por los técnicos, hallaron restos de cerámica de la cultura guaranítica y de la época de los jesuitas en la región
Si son de seres humanos, los huesos triturados que sacaron las palas de los obreros de la Plaza 9 de Julio habrán viajado más que sus dueños cuando pertenecían al mundo de los vivos. La arqueóloga Ruth Poujade los trasladó a la comisaría primera y desde allí la médica forense los remitió a la morgue judicial del Hospital Carrillo, camino al aeropuerto.
A un día del hallazgo continuaban las dudas, porque la misma investigadora señaló que también podría tratarse de “un basural”, en el que se mezclaron vasijas rotas, huesos de animales y restos humanos del antiguo cementerio que fue trasladado en 1873, por orden del Concejo Deliberante de aquella época.
Ruth Poujade, en el terreno, vigiló la extracción de huesos y elementos.
Para terminar con las discusiones, el intendente Carlos Rovira ordenó cerrar con una valla y dejar vigilancia sobre unos 50 metros cuadrados de la plaza que están en dirección al altar mayor de la catedral. Rovira acordó con Ruth Poujade que se profundice la investigación y se resguarden los huesos y elementos que sean hallados.
Pero el bloque de la UCR en la Legislatura reaccionó con un duro proyecto de comunicación pidiendo explicaciones a la comuna.
En un proyecto firmado por el titular del bloque Ricardo Miranda y otros diputados, el bloque preguntó si para cavar en la plaza “se tuvo en cuenta las ordenanzas municipales que determinan que la 9 de Julio, en toda su superficie, es patrimonio cultural e histórico” posadeño.
Ante una consulta de El Territorio, Rovira dijo que le parecía una “excelente idea” preservar el lugar con un lápida recordatoria y un piso de material translúcido, rodeado de barandas, para que los misioneros y el turismo pudiera apreciar aspectos de la vida posadeña a fines del siglo pasado.
Estos restos aparecieron el martes, cuando obreros cavaban una zanja para el cableado subterráneo de telefonía, electricidad y otros servicios a fin de limpiar el espacio aéreo de la plaza 9 de Julio, cuyos límites se extenderán hacia la Casa de Gobierno y el atrio de la catedral.
La historiadora Graciela Cambas ratificó que 9 de junio de 1873 se ordenó trasladar el cementerio.
Lo mismo se hizo con otro, llamado “de los guaraníes”, en la plaza donde hoy está la Escuela Normal. Hubo otro cementerio en la chacra 47, uno más en Colón y Santa Fe, donde funciona Telecom, y un tercero cercano al Centro Cultural, en calle General Paz.
El mayor número de huesos y de otros restos hallados hasta ahora son pertenecientes a alfarería jesuítica y guaranítica. Poujade dijo que “este lugar está vinculado al nacimiento de la ciudad, a su modernidad y al momento en que podemos llegar a saber cómo ingresó a la modernidad, hacia 1870”.
Cultura espectáculo. Un espacio para ver la Posadas de antaño. Fotos: Archivo El Territorio
La arqueóloga explicó que existen tres capas que identifican al lugar, una primera capa de barro ñaú (“esto me llevó a la inferencia que estaban en presencia de otra cosa anterior a una plaza, porque no se usa para apisonar una plaza, al contrario la convierte en un lodazal”).
Según la investigadora, sobre esa base de ñaú, se construyó el contrapiso de la antigua plaza.
Cambas contó que “existen patrimonios muy importantes que conservar en la plaza 9 de Julio: el agrimensor Francisco Fuillán decía que en la base del monumento a la Libertad, construida en 1916 por suscripción popular, está erigida sobre dos troncos de urunday en cruz. Era la tecnología de la época y apenas teníamos medios”.
El carbono y los forenses tendrán la última palabra.
Estos huesos buscan la paz final
Graciela Cambas integra la Comisión de Defensa del Patrimonio Cultural de Posadas y está de acuerdo con extender la plaza hasta la escalinata de la Catedral. “Apruebo el viejo proyecto de Tito Morales, pero esto tiene que ser consensuado con la comunidad”.
Ruth Poujade dio una clase de antropología, mostrando como, a un metro de las lajas de piedra laterítica de un rojo desteñido, estaba el barro ñaú, sobre el cual se hizo el primer contrapiso de la plaza.
Diez años después del traslado de los huesos, en 1882, se construyó la actual “rosadita” posadeña. Fue residencia del gobernador Rudecindo Roca, ingenio azucarero propiedad de Leonardo Troazzi y desde su frente, se diseñó la plaza 9 de Julio, que en un costado guardaba el cementerio hallado ayer por la pala de un obrero.
El antes y el después de un lugar emblemático de la capital provincial
¿Esperar al semáforo y apurar el paso para ir de la plaza 9 de Julio a la Catedral o la Casa de Gobierno? Sí, las fotos de aquella sorpresa en la excavación lo muestran: hasta los primeros años del nuevo siglo, el tránsito fluía tanto por San Martín como por Félix de Azara. La remodelación y la construcción de la calle paseo fueron, en sucesivas etapas, ampliando la plaza (en la cara oeste, sobre Colón, está actualmente en ejecución).